EDITORIAL | Es una expresión comúnmente utilizada en la política para señalar el pronunciado debilitamiento del poder
La teoría política contemporánea define como “pato rengo” a un presidente sin posibilidad de reelección, que transita su último tramo de mandato. Acotado su mando, sólo puede aspirar a concluir su período presidencial haciendo concesiones permanentes.
Ya lo hemos visto en otras circunstancias, caso del gobierno de Fernando de la Rúa, cuando Carlos ‘Chacho’ Álvarez, vicepresidente de esa gestión radical, decidió dar un paso al costado, resultando el golpe que estaba faltando para provocar el total debilitamiento gubernamental del presidente en ejercicio.
Fue un golpe institucional del vice en el que perdieron los dos, y también el país. El ex vicepresidente nunca pudo recuperarse de ese percance que lo sacó, literalmente, de la política grande. Pero también el presidente resultó perjudicado y naturalmente la Argentina cayó en un desorden total, que culminó con el alejamiento de De la Rúa.
El actual presidente Alberto Fernández no ignora esta tesis y por eso se aferraba a una eventual reelección para generar la ficción de que no está concluyendo su etapa presidencial, sino apenas promediando la primera mitad de un mandato de ocho años.
Por supuesto, nadie le creyó. La realidad lo desmintió a cada paso. No llenó las heladeras, no encargó la auditoría para definir las responsabilidades del endeudamiento de la gestión de Mauricio Macri. Y su última afirmación de que la economía está al borde del colapso porque estamos en un proceso de crecimiento sólo sirvió para darle tema a las redes sociales y reflotó lo que dicen quienes aseguran interpretar la política actual, que dudan sobre su estabilidad mental. Las contradicciones son una muestra clara de que algo está sucediendo.
La realidad que vive el país no coincide que este posicionamiento de la política oficialista, donde el internismo sumado al traslado del poder a la esfera vicepresidencial, está señalando claramente, que estamos transitando el lapso del ‘pato rengo’, dado que el poder se terminó. Aunque en este preciso caso, desapareció desde el momento en que la titular del Senado de la Nación, decidió que la autoridad pasaba por el Instituto Patria.
En el entorno de Cristina Fernández de Kirchner saben que no abandonó su ofensiva para sacarlo de quicio: “Alberto Fernández tenía que entender de una vez que debía anunciar públicamente que se bajaba de la reelección o cada vez sería peor”. La Cámpora y sectores muy cercanos a la figura presidencial, entendían que su tiempo ya se acabó.
Y lo hizo. En realidad nadie y mucho menos los kirchneristas lo esperaban: Alberto Fernández, se bajó y distribuyó lapiceras para que entre varios militantes concluyan el mandato, que termina en diciembre’.
Una estrategia que alguien le construyó basado en que ese efecto minaría el poder ‘cristinista’, poniéndole sobre sus hombros la posible derrota que todos avizoran.
Según la mayoría de las encuestas de opinión, el oficialismo no podría revertir en octubre la derrota electoral de las PASO de agosto y se duda si podrán tener la chance de participar de un balotaje, en caso que numéricamente nadie alcance los porcentajes que le den la victoria en una primera vuelta. Ahora la culpa ya no sería de Alberto Fernández, todo sería responsabilidad de la presidenta del Senado de la Nación.
Esto hace suponer que estos análisis, más allá de la certeza o no que puedan tener, son valoraciones que se tienen en cuenta para observar a las otras fuerzas políticas que se asoman con posibilidades ciertas. Este sería el caso de La Libertad Avanza, que proyecta a Javier Milei y quien se ha convertido -hoy- en el más temido y naturalmente JxC.
A este aspecto responden las recientes declaraciones del ministro del Interior al medio capitalino Infobae, donde sostuvo que: “Hay que verlo eso -refiriéndose a Javier Milei y sus probabilidades- yo soy muy desconfiado cuando dicen que muchos jóvenes votarían a Milei. Desconfío de las encuestas. Todavía no vi ninguna marcha de miles de jóvenes bancando a Milei y pidiendo la dolarización”.
Por otra parte, Wado de Pedro también reiteró un juicio sobre las capacidades de los funcionarios del Gobierno nacional -al cual él pertenece- reiterando una expresión de Cristina Fernández de Kirchner sobre la presencia de muchos ‘funcionarios que no funcionan’.
Esta observación del titular del Interior mostró que el internismo estaba socavando al Poder Ejecutivo y marcándole al presidente Fernández un camino a seguir y que no era precisamente el de su reelección. Hoy ya concretaron ese objetivo, Fernández ya no es el escollo, habrá que ver qué surge.
La incertidumbre es uno de los síntomas que muestra una gran parte de la ciudadanía. La disputa por el poder está llegando a niveles impensados. Nadie se cuestiona si no resulta pernicioso continuar con esta confrontación interna -que se da en casi todos los sectores de la política- buscando un rédito electoral que, según se desprende de las encuestas, todavía están lejos de alcanzar.
Ahora se abrieron nuevos frentes y todos -en el oficialismo- se miran sorprendidos. La gran pregunta es: ¿Cómo sigue la historia?.
La Reforma