Editorial: “La voz de los desposeídos” (*)
Recuerdo haber ido a hacer una nota, en un día normal de trabajo, llovía como ocurre durante algunos meses en esta zona, y la idea era solicitar ayuda para una familia. Otra nota, otra situación como antes habíamos hecho para el canal.
Una mama con 4 hijitos que estaba en condiciones de precariedad absoluta, convivían en un monoambiente con una estufa a leña y ese lugar era cocina, comedor, dormitorio y no tenían baño. Se les había prometido ayuda para mejorar su situación pero seguía esperando, y la lluvia y el frio habían llegado antes que las respuestas. El agua y el frio entraban por todos lados y en medio de ese panorama grabamos la entrevista.
Mi camarógrafo y yo salimos con un nudo en el estómago y la sensación de que algo teníamos que hacer, que la nota no era suficiente, no pudimos evitar conmovernos, porque ese era un caso testigo. De eso hace ya algunos años, lo recordé hoy porque algo similar me toco en Lago Puelo, esta vez en mi función como concejal.
Una familia que esperaba ayuda para terminar de construir su casa, les faltaba parte del techo. Le ayudaron con chapas más cortas de lo que necesitaban y cuando llueve entra agua. Les habían llevado, después de mucho insistir leña… mojada. Una mama con dos hijas jóvenes, misma sensación de nudo en el estómago, esta vez éramos la concejal y su suplente.
Ya no es la sensación de que algo más podemos hacer sino que nos impulsa la obligación moral como radicales de asegurar que los fondos públicos lleguen donde tienen que llegar. Ni más ni menos, y no alcanza con pedir un informe que no van a contestar. Ahora tenemos razones para exigir que quien corresponda cumpla con la función para la que está cobrando.
Hoy, justo hoy, que nuestro querido partido radical cumple 130 años de existencia, pensando en todo lo que se podría hacer por mejorar las condiciones de vida de la gente y no se hace. Pensando que las obras no se comen pero quedan y hacen que la vida sea mas sencilla. Pensamos que las promesas de campaña no alcanzan cuando a algunos vecinos no los visitan ni para mentirles.
Hoy, justo hoy, nos encontramos a cuadras del centro del pueblo con un bache moral, con la falta de empatía, con el abandono mismo, con casas precarias con letrinas.
A año y medio de un gobierno nacional y popular que no reconoce la falta de vacunas que nos pone en el triste ranking de los países con más cantidad de muertes por Covid.
A año y medio de un gobierno peronista que no paga los sueldos en tiempo y forma. Esto es ni más ni menos que miles y miles de familia que no perciben su sueldo, su jubilación o su pensión para cubrir mínimamente los gastos de subsistencia y que dependen del estado provincial porque para el trabajan.
Con un gobierno municipal que desconoce a sus propios vecinos, por ignorancia, inoperancia o desidia, sea cual fuere la razón tenemos vecinos de primera y de segunda. Los que perciben algún tipo de ayuda, poca o mucha, buena o mala, pero la reciben. Y los que esperan que se los pueda ayudar de alguna manera y ven pasar los intendentes, y la ayuda sigue sin llegar. Los que saben que los recursos están aguardando época de campaña electoral para aparecer frente a sus narices y rumbo a la familia de algunos punteros.
Entonces queda claro porque la gente no nos cree, porque a los políticos nos ponen en la misma bolsa, porque se sigue con caras nuevas pero con viejas prácticas.
Pero las condiciones no mejoran, el trabajo escasea, y el que tiene un trabajo ve devaluar su sueldo frente a la inflación que no se combate. Ve como unos pocos se pelean por televisión por un cargo.
Hoy no queda el sabor amargo de ver que los recursos siguen siendo moneda de cambio para comprar votos y no se construye pensando en esas familias que la están pasando mal, no se construyen caminos, no se mejorar servicios, ni los conocen porque “el intendente no puede saber todo lo que pasa en el pueblo”.
Los pedidos de informes son incompletos, los proyectos de ordenanza que se aprueban no se cumplen, a dos meses de ratificado el Tribunal de control de fondos para la catástrofe todavía no se sabe cuando empieza funcionar. El Manual de Procedimientos Administrativos lleva mas de un año de vigente y no se aplica.
Hoy, a año y medio de comenzar la gestión emprendimos un nuevo desafío; el de zapatear escritorios para buscar respuestas concretas, el de acompañar a los vecinos en la penosa búsqueda de la “equidad”.
Hoy más convencidos que nunca de que la inclusión no se escribe; se hace. A 130 años del nacimiento del radicalismo tenemos que recuperar el rol de ser la voz de los desposeídos.
(*) Cristina Jara
Concejal Municipal de Lago Puelo | Periodista