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Sin tratar de ser genuinos, porque ese título le corresponde al Tata Jofre, que reseña históricamente los acontecimientos del 76 al 83 en donde la guerrilla perdió la guerra, pero no en el campo político
En esos tiempos en donde la vida valía muy poco, en especial si eras joven y estabas en una agenda, se cimentó esta nueva etapa de hacer política y obtener resultados a cualquier precio.
Ese es el marco teórico en donde hoy abrevan nuestros políticos ya que ellos nacieron de nuestra sociedad, tal vez con las mismas necesidades o más, porque, convengamos, que muchos de ellos no ven a la política como un servicio, como retóricamente nos hacen creer. Muchos nunca trabajaron bajo dependencia, no entienden algo tan simple como idoneidad y capacidad, da lo mismo y claro así nos va.
Pero el punto hoy es otro, algo más burdo, algo que nos acerca al pensamiento de Milei, cuando dice que son una “casta” y agrega parasitaria. Y en cierta forma tiene razón.
Hace apenas unos días, a nuestros concejales les agarro el apuro por aumentarse sus sueldos, a lo que ellos llaman “Dietas” en rigor la dieta es solo una contribución extra, bajo ningún punto es un sueldo, además como va a ser una dieta que se fija el tope de la contribuciones de los sueldos básicos de los trabajadores, que ciertamente son los verdaderos puestos a dieta con los sueldos miserables que cobran en donde además no se avanza en la carrera, para jubilarse decorosamente.
Estos tristes Concejales se dan el lujo en un país desbastado por las desigualdades, aumentarse sus dietas, contraviniendo las formas, los modos y las leyes: da igual por la razón o por la fuerza, cuatro parásitos se arrogan el derecho de elegir el momento y el cómo se van adecuando a los vaivenes de la inflación, mientras el resto debe hacer malabares para llegar a fin de mes.
El titulo viene a darle ahora un sentido, puesto que todos hemos contribuido a que estos fenómenos este allí para procurarse quedarse por 4 años más, o al menos este ultimo año acumular lo máximo que puedan, mientras tanto las calles siguen iguales, los vecinos sin agua, ruegan para que la napa no se vaya tan bajo; las cloacas, es un sueño, han vendido y seguirán vendiendo las joyas de la abuela a los dueños del poder económico.
Son los que premian el haber entregado a una empresa la explotación de tierras mientras miles de ciudadanos que han cumplido durante más de 20 años no pueden conseguir el título y sus hijos ni un pedazo de tierra.
¡Si! fuimos todos, todos hablamos hoy del centro de lo bello que está pero nadie habla de lo que eso significa. Lo que si les puedo decir, en una forma jocosa, que el implante del pelo del intendente nos va a salir carísimo.
Mientras esto ocurre, hay tipos en el Concejo Deliberante que hablan de doctrina, del General y de patinas democráticas, mientras tanto violan la carta orgánica. Para enjugar ese déficit solo falta que aumenten las tasas. Es decir más leche para los parásitos.
(*) Luis Pérez
N. de la R.: El contenido de esta opinión no representa necesariamente el pensamiento y espíritu editorial de este medio.
