Hoy celebración Fiesta de Corpus Christi |
CORPUS CHRISTI Solemnidad
Evangelio según San Marcos 14,12-16.22-26
El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?”.
El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: ‘¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?’.
El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; preparemos allí lo necesario”.
Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi Cuerpo”.
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella.
Y les dijo: “Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos.
Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Palabra del Señor
Reflexión (*)
Fiesta de “Corpus Christi”. 6 junio 2021. Mc 14, 12-16. La palabra de Jesús no es tener sino dar. En la celebración del Corpus Christi descubrimos el sentido que Jesús quiso dar a su vida. El gesto del pan que se ofrece y el vino que se entrega nos invita a aceptar a un Jesús, que no solo se dio durante su vida, sino que también su muerte fue el don definitivo de sí mismo. El pan partido de la Eucaristía nos lo enseña: en ese gesto está presente ese amor que vivió hasta el final, el don definitivo de sí mismo, en un pedacito de pan y un poco de vino, sencillo y esencial, pan partido y compartido. Cuerpo y sangre indican toda su existencia, su vida humana, sus manos de carpintero, de cómo nos amó, su compasión ante el dolor de sus hermanos excluidos, sus lágrimas, sus pasiones, el polvo de los caminos, de cuanto estaba unido al grupo de sus discípulos. Este es mi cuerpo, significa: ‘este soy yo’, haz tuyo mi camino, de vivir en el mundo mi manera libre y real, de cuidar con pasión toda forma de vida, de hacer obras grandes con lo pequeño. Con su sangre nos comunica la fidelidad al extremo, la pasión como señal de entrega. Quiere que su intensidad de amor corra por nuestras venas, que su valor se arraigue en nuestros corazones, que desaparezca la palabra tener o poseer y se convierta en el más divino de los gestos: donar. Comulgar es identificarse con Jesús. Vivir en sintonía con él. Jesús no vino al mundo para crear nuevas liturgias, sino para hacernos hermanos que viven su vida. El que come mi carne y bebe mi sangre en mí permanece y yo en él. Vivo su modo de ser reafirmando la opción por vivir siguiendo sus pasos. Mi vida se hace a la medida de Jesús, y me hago libre como nadie, capaz de amar como nadie, como lo hizo Jesús. Estoy en comunión. Entonces su invitación significa: comer y beber cada palabra y cada gesto suyo. Toma mi vida como la medida de tu vida, que se hace levadura de tus compromisos, semilla en tu barro para brotar en una vida nueva, sangre de tus venas para vivir un nuevo sueño con una nueva pasión. Entonces, sabrás lo que es vivir realmente, vivirás una vida que jamás se pierde y nunca se termina. ‘Quien come este pan vivirá para siempre’ (Jn.6, 58). No caigamos en la tentación de hacer de la comunión en la eucaristía otra realidad distinta de lo que es. No alcanza con ir a misa como obligación, olvidando lo que Jesús vivió en esa cena de comunión. Repetimos en cada misa ese ‘signo’ para descubrir la realidad significada y provocar la vivencia. El ‘signo’ no es el pan como cosa, sino el gesto de partirlo y repartirlo que se multiplica en mi vida. Ahí está lo nuevo y original de Jesús: comulgo con el modo que Él le dio a su vida. Hago mío lo suyo y así encuentro el secreto de mi vida. Lo que pasa en mí perpetua su memoria. ‘Hagan esto en memoria mía.’ Es el milagro de convertirse en lo que se recibe. Lo que pasa en mí continua su modo de vivir. No dejemos este gesto encerrado en el templo, porque esta memoria que comulgamos, la Eucaristía de Jesús, es el pan del camino, es el pan de una vida nueva que se entrega. En ese Pan está el quehacer de la vida. Somos lo que amamos cuando nos damos como lo hizo Jesús. y Entonces, ‘esto que soy’ que nos dijo Jesús en la última cena, soy también yo, aparecemos diversos unos de otros, pero unidos en lo que somos y en la misma misión.
(*) Jorge Peixoto – OFM
Parroquia Ntra. Sra. Luján – El Bolsón
LA IGLESIA CELEBRA HOY SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
El jueves 3 de junio se celebra la Solemnidad del Corpus Christi, en la que los fieles expresan su amor por Jesús Sacramentado con Misas y momentos de adoración, que este año por la pandemia de COVID-19 se realizarán principalmente de manera virtual.
La Solemnidad del Corpus Christi se celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, pero algunas Iglesias locales trasladan la fiesta para el sábado o domingo más cercano por una cuestión pastoral.