Los jueces Bernardo Campana, Gregor Joos y Sergio Pichetto dictaron la absolución de Emilio Ismael Aguilar, quien fue sometido a un nuevo juicio tras haber resultado absuelto en el primero.
El crimen de Franco Gavilán ocurrió en la zona rural de Mallín Ahogado en En El Bolsón, el día 27/01/ 2017. Por el hecho fue condenado a doce años de prisión Adrián Matlaszuk como autor de los disparos mortales. Pero la fiscalía insistió en apelación y logró la nulidad parcial de la sentencia que le permitió volver a enjuiciar a Aguilar, a quien atribuyó una participación secundaria.
Según la acusación, ese día 27 de enero, entre las 19.05 y 18.10 horas en Colonia Martín, del Paraje de Mallín Ahogado, en cercanías a un sector de venta de choripanes en la zona denominada Wharton, los acusados se acercaron a la víctima insultándolo lo cual derivó en golpes de puño.
Gavilán, enojado, sacó un arma blanca. Uno de sus agresores, Aguilar, hizo lo propio con un arma de mayor porte. Gavilán comenzó a correr y emprendió la huida, siendo perseguido por ambos hombres.
En la persecución el acusado tropezó con una soga que limitaba el estacionamiento del lugar, e inmediatamente Matlaszuk extrajo un arma de fuego de puño que portaba en la cintura. Ante el grito «matalo» del imputado, efectuó al menos dos disparos, los cuales fueron dirigidos a la persona de Gavilán, quien recibió un impacto en el cuello del lado derecho sin orificio de salida. Gavilán falleció durante el traslado al hospital local.
Acto seguido, solicitaron se los traslade en un vehículo para emprender la huida. En el camino aprovecharon la situación para deshacerse del arma utilizada.
Después de una persecución por la zona fueron detenidos por la policía.
Pero de acuerdo a lo reconstruido a partir de los testimonios escuchados en el juicio, fue el propio Gavilán quien comenzó deliberadamente la rencilla y según apuntaron los jueces, el pedido de Aguilar a Matlaszuk para que dispare fue «un pedido de auxilio tras caer en una situación de emergencia», cuando cayó al suelo y Gavilán se le abalanzaba cuchillo en mano.
Además, subrayan los jueces, no hubo un plan urdido previamente ni un acuerdo de voluntades para perpetraron, sino que más bien se trató de una situación súbita y vertiginosa. (EC)