La mujer de 45 años y con problemas de adicción fue detenida este domingo acusada de haber asesinado el mes pasado a su tío, de 87 años.
Una mujer de 45 años y con problemas de adicción fue detenida acusada de haber asesinado el mes pasado a su tío, un jubilado español cuyo cuerpo se encontró torturado a golpes, con quemaduras de plancha eléctrica y puñaladas, en su casa del barrio porteño de Boedo.
Se trata de María Laura Peralta, de 45 años, quien fue apresada este domingo por el homicidio triplemente calificado de Antonio Landeira, de 87 años, ocurrido el 15 de abril pasado en su vivienda de la calle Metán 4282, luego de quedar incriminada en escuchas telefónicas de otra causa donde ella misma y familiares comentan que cometió el hecho.
Peralta fue apresada alrededor de las 7 en la puerta de su domicilio en un edificio de avenida Independencia 466 de San Telmo por detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad, quienes la buscaban desde ayer, cuando se realizaron una serie de allanamientos, según las fuentes.
La investigación estuvo dirigida por el fiscal en lo Criminal y Correccional 1, Pablo Recchini, y el juez de instrucción 60, Luis Schelgel; y participaron no sólo detectives de Homicidios de la policía porteña sino también de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA), que trabajaban en otra investigación.
De acuerdo a los pesquisas, la clave para confirmar las sospechas en torno a la acusada surgieron de unas escuchas telefónicas en directo que la PFA realizaba en el marco de una causa por narcotráfico que está a cargo del juez federal Julián Ercolini.
En ese expediente, los agentes federales tenían intervenidos los teléfonos del hermano y la cuñada de la sospechosa y allí pudieron registrar varias comunicaciones realizadas el día del hecho desde las inmediaciones de la escena del crimen, en las que la propia imputada confesaba que le había robado y luego asesinado a su tío.
En una de las transcripciones de las escuchas, a las que tuvo acceso Télam, la cuñada le preguntó a la acusada: “¿Qué pasó? Te voy a buscar”, a lo que Peralta respondió: “Tengo una pantalla 50 pulgadas, voy a ir a la Zavaleta para que me den plata”, una clara referencia a un televisor de ese tamaño que, según consta en la causa, fue uno de los elementos robados en la casa de la víctima.
“¿Él cómo está? ¿Fue?”, preguntó la cuñada en alusión a si la víctima estaba muerta y Peralta respondió: “Sí, me tengo que ir a cambiar porque estoy toda chocolateada”, una expresión con la que describió que estaba manchada con sangre.
Justamente en el allanamiento al domicilio de la imputada realizado en las últimas horas se secuestraron dos toallones, una blusa y una camisa con aparentes manchas hemáticas que ahora serán analizadas en el laboratorio para determinar si se trata de sangre de la víctima.
En otras escuchas fue el propio hermano de Peralta -detenido ayer pero por la causa de las drogas- quien se comunicó con su padre para avisarle: “Laura se mandó una cagada mal. Terrible. Lo peor que te puedas imaginar”, a lo que su papá le pregunta si le hizo algo al tío, y él responde: “Sí. Le hizo algo muy feo al tío Antonio”.
A partir del análisis de los registros de llamadas y tráfico de datos del celular empleado por Peralta, el fiscal Recchini y la policía determinaron que el día del hecho, la imputada llamó en dos oportunidades a la casa de su tío entre las 13.21 y las 13.34 y que luego tres antenas de Boedo la captaron acercándose y permaneciendo en la zona de escena del crimen durante el lapso aproximado de una hora, entre las 14.18 y las 15.15, momento en el que se cree ocurrió el crimen.
Según las fuentes, la viuda de la víctima, Andrea Mansuento, ya había declarado en la causa que su marido había sido dueño de cuatro restaurantes, que ahora vivía del alquiler de unos locales y que no tenía problemas con nadie, aunque sí mencionó que Landeira se quejaba de dos de sus sobrinos a quienes calificaba como “sinvergüenzas” porque siempre le pedían dinero, y que el varón había estado preso y María Laura tenía «problemas con las drogas».
La autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense constató un total de 47 lesiones, de las cuales, las mortales fueron cuatro puñaladas en el hemitórax izquierdo.
Pero el resto reflejan la tortura a la que fue sometida la víctima con múltiples lesiones por golpes y cortes que sufrió Landeira en la cara, el tórax y los brazos, con cuatro costillas fracturadas y, además, quemaduras del tipo AB en el 15 por ciento de la superficie corporal, localizadas en la espalda, el pecho y los antebrazos.
En la escena del crimen, los peritos secuestraron un cuchillo, un destornillar y una plancha eléctrica, como los elementos utilizados para la tortura y el posterior homicidio.
Por ello, al pedir su detención, el fiscal Recchini le imputó a Peralta la comisión de un “homicidio triplemente calificado por haberse cometido con ensañamiento, por el vínculo (sobrina) y por haber sido cometido con el fin de asegurar la consumación del robo y lograr su impunidad” (criminis causae), delito que prevé una pena de prisión o reclusión perpetua.