Opinión | Hacía 9 años que Daniel Scioli no pisaba Santa Cruz. La última vez fue integrando las huestes kirchneristas en compañía de Carlos Zannini para hacerle campaña al candidato mudo Máximo Kirchner sumado a la lista como diputado nacional.
Ahora llegó como funcionario libertario y es atendido en El Calafate como si se tratara de un estadista, en su nueva función de Secretario de Turismo de la Nación, con motivo de la Copa Mundial de Natación de Invierno.
Maleable, converso, inútil todo terreno, oportunista, politiquero, corrupto sin convicciones políticas, solo las de permanecer asociado con algún carguito, este verdadero panqueque político, el mismo que llegó de la mano de Cristina Fernández, hoy viene en representación de Javier Milei.
Néstor Kirchner puso en evidencia la poca o nula dignidad de este sujeto anómalo, falso, toda vez que lo sometía a largas sesiones de maltrato público y se sostenía estoico, aunque el rictus de sus labios demostraba que aunque la procesión iba por dentro, cuidar su zona de confort junto al gobierno, superaba todo lo imaginable, incluyendo su desvergonzada actitud sumisa y denigrante.
Cristina también le propinó golpes duros en su cara de “yo no fui”, pero la última actitud de desprecio en público, la obtuvo de Sergio Massa cuando lo dejó solo en lo que parecía iba a ser una conferencia de prensa donde participarían ambos.
Este hombre pasó por todos los gobiernos, atravesó los partidos y ha tenido el estómago suficiente para digerir cada sapo que le hicieron tragar, desde Menem hasta acá. Como gobernador de la provincia de Buenos Aires fue un verdadero desastre; un corrupto y no son pocos que lo definen como un “Padrino”, cuando convocaba a los barones del conurbanos a La Ñata y esperaba que todos hubieran llegado para hacer su entrada triunfal al quincho y lograr que muchos (sino todos) besaran su anillo.
Scioli deambuló por las embajadas de Alberto Fernández, el golpeador, ufanándose “de hacer buenos negocios para el país”, más allá de alzarse con los 18 mil dólares mensuales, que le pagábamos los argentinos y como es un survivor de la política nacional, indestructible y camaleónico, logró que su ex empleado y amigo Javier Milei, ya en la presidencia, lo llamara a su lado, lo nombrara en Turismo y le quitara el mote de “casta” que, de acuerdo a la biblia libertaria, le queda bien a unos y a otros no, aunque, como Scioli sea la más rancia estirpe de la casta corrupta y parasitaria de este país.
Cuando Vidal honró a Carlos Zannini en el local del Rudy
Es bueno recordar que Daniel Scioli estuvo en Santa Cruz enviado por Cristina, de la mano de Zannini y trabajando para Máximo el 22 de julio del año 2015, cuando encabezó un acto partidario en la inauguración del “Café literario”, el bunker de Rudy Ulloa, en el mismo lugar donde se imprimía El Periódico, el órgano de propaganda y operación del kirchnerismo.
Y acá sumamos una anécdota interesante, para entender que todos son más de lo mismo, aunque se muestren diferentes.
El 7 de diciembre del 2017, en ese mismo lugar, el Secretario General del Sindicato de Petroleros Privados, Claudio Vidal, hizo una gran fiesta en el Ateneo K de Rudy Ulloa, para festejar con bombos y platillos su reelección frente al sindicato y de acuerdo a nuestro informe de aquel día el petrolero había convocado a todos sus amigos y aportantes, que lo habían ayudado en la campaña sindical y el sindicato, a su vez, en la campaña K.