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Las columnas de humo se alzaron sobre el este de la ciudad de Bariloche, marcando un dramático giro en la apacible tarde del lunes 12/2. La rápida respuesta de bomberos y brigadistas evitó una catástrofe
Las columnas de humo se alzaron sobre el este de la ciudad de Bariloche, marcando un dramático giro en la apacible tarde del lunes 12/2, cuando al menos tres focos forestales amenazaron con devorar extensas áreas verdes. La rápida respuesta de bomberos y brigadistas, respaldados incluso por un avión hidrante, fue crucial para evitar una catástrofe en una zona con densa vegetación.
Cerca de las 20h, los informes de incendios multiplicaron los llamados de emergencia, movilizando a los Bomberos Voluntarios y a los brigadistas del SPLIF. La calle Esandi se convirtió en el epicentro de la atención, atrayendo a los vecinos preocupados que observaban con inquietud la propagación de las llamas, especialmente cerca del predio de Radio Nacional y la planta de Camuzzi. Esta última locación generó alarma ante la amenaza de que el fuego alcanzara la red de gas.
El jefe del SPLIF, Orlando Báez, confirmó que los focos fueron contenidos alrededor de las 21h, pero las labores de control y enfriamiento del suelo continuaron para prevenir posibles resurgimientos de las llamas.
Báez expresó su preocupación al señalar que las características de los incendios, ubicados en zonas de difícil acceso y separados por distancias significativas, sugieren un posible origen intencional. La sospecha de incendios provocados plantea un nuevo conjunto de desafíos para las autoridades.
Además de los equipos de emergencia, la intervención de la Policía de Río Negro y los operarios de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB) fue esencial. La CEB cortó el suministro eléctrico en la zona afectada, mientras que la policía se encargaba de asegurar el perímetro.
La jornada intensa no se limitó al área urbana. Báez reveló que los focos no fueron los únicos desafíos enfrentados por los brigadistas durante la tarde del lunes. También tuvieron que lidiar con un incendio de grandes proporciones en la estancia San Pedro, ubicada camino al paraje Corralito, a unos 120 kilómetros de distancia. Un recordatorio contundente de que la lucha contra los incendios forestales no conoce límites geográficos.
